El Cuarto Poder

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https://www.solumedia.com.ar/radios/6498/index.html

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EL CUARTO PODER EN LA MARCHA A FAVOR DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA

El Cuarto Poder marchó desde Plaza Houssay hasta Plaza de Mayo en la tarde del 23 de abril.

La marcha por la defensa de la EDUCACIÓN PÚBLICA, convocada por las universidades públicas, fue un verdadero referéndum que la ciudadanía en su conjunto puso de manifiesto contra el avasallamiento del Presidente Milei, intentando dejar si financiamiento a todo el sistema educativo.

 

Si hay algo que en la fecha quedó en claro, sin distinción de edades y/o posicionamiento político es que, LA EDUCACIÓN PÚBLICA NO SE TOCA.

Innumerable ejemplos hay en nuestra Nación que, cuando se quiere menoscabar los derechos de quienes gozamos  de la enseñanza gratuita, laica y soberana, es el límite infranqueable.

 

Una verdadera demostración en este sentido, se vivió a lo largo y ancho de todo el país, desde horas tempranas las arterias del centro, del microcentro, desde los barrios de la gran urbe, eran un hormiguero de argentinos con un solo destino, incorporarse a la marea humana que, como un río multicolor, fluía hacia nuestro lugar emblemático: LA PLAZA DE MAYO.

Por donde el ojo humano pudiera mirar, lo único preponderante para ver, era esa fiesta de rostros sonrientes, cantando, bailando al son de tamboriles. Niñas/os, adolescentes, ancianos, familias enteras con carteles alusivos, NUNCA ANTES ESTE CRONISTA PUDO OBSERVAR TANTA UNIDAD EN EL RECLAMO DE UN DERECHO.

No se vislumbraba miedo, solo la certeza de que lo que se reclamaba, era justo.

En Plaza Houssay, la arrogancia de una ministra de seguridad, había desplegado un inmenso operativo de seguridad para marcar presencia e intentar disuadir a los miles de ciudadanos que no hicieron caso a la provocación, en poco menos de media hora, esa inmensa masa diluyó cualquier intentona desestabilizadora. Tranquila, sonriente, con la potestad del número hizo que las fuerzas policiales se diluyeran de a poco y, como si fuera un presagio de lo que sucedería, parecieron desaparecer de la escena tras una ministra que como un flautista de Hamelin, se esfumaron de la escena de la tarde. Esta vez las RATAS huyeron de un lugar donde no estaban invitados.

La llegada a Congreso fue apoteótica, esa lenta pero segura figura amorfa que todo lo agigantaba, se unía cual majestuosa red troncal de un río caudaloso de ambiciones de derechos adquiridos que,  en cada calle, diagonal o cuanto intersticio apareciera, abrevaba y potenciaba su lenta pero segura marcha por Avenida de Mayo.

 

Al llegar a la imponente 9 de Julio, ya la columna era descomunal, no se sabía cual era el principio y cual el fin, a lo lejos la cúpula del Congreso, parecía sostenida por miles de cabezas y manos que bailaban al son de los cánticos de los manifestantes.

Guardapolvos de médicos, personas con trajes y corbata que abandonaban las oficinas de la tradicional avenida y se unían en esa caminata que todo lo podía. Niñas/os por doquier, personas discapacitadas en sillas de ruedas, adultos mayores que algunas veces enarbolaban sus bastones que tenían pegado un cartel.

 

 

Un festival de carteles con leyendas alusivas a la marcha, banderas, pañuelos blancos de las Madres, azules con la leyenda alusiva a la escuela pública, de los sindicatos, de los obreros, de las bibliotecas, de clubes, de los referentes sociales, allí estaba presente todo el sentir de la Argentina que decía a viva voz: ¡CON LA EDUCACIÓN PÚBLIICA NO!

 

 

La marcha no solo estaba en la calle, levantando la mirada hacia los balcones de los edificios, pudimos ver, que de muchos de ellos colgaban banderas y paños con escritos de apoyo a lo que se movía metros más abajo, todo era un calidoscopio de múltiples colores y como si fuera un halo indescriptible, engrosaba la marea humana.

 

Regresamos con la utopía que este gobierno con capacidades retorcidas, pudiera avizorar que los argentinos deseamos vivir en paz, SIN GUERRAS PROPIAS NI EXTRAÑAS, criar, educar a nuestros hijos  sin que nos digan tendenciosamente como hacerlo, desde un gobiernos que nos empuja a la puja con el otro, sabiendo que existimos y existiremos por la seguridad de la solidaridad con el otro y no contra el otro.

Pero, desgraciadamente, Milei es Milei y, todo su entorno que lo adula y lo utiliza ya ha desoído el clamor popular. Es indudable que no la ve.