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Actualidad Culturales Política

EL DEBATE 2023 DESDE LA ÓPTICA DE CRISTIAN UMPIERRE, escritor.

Elecciones 2023: Dudas e impresiones del debate.

El debate presidencial del último domingo ha dejado varios aspectos para el análisis, no tanto a nivel propositivo, ya que todos los candidatos a la presidencia se ataron a sus respectivos discursos de campaña, pero sí a nivel simbólico.

Observando el formato del debate (acordado por los equipos de campaña), nos damos cuenta de que está encorsetado, pensado más para la chicana que para discusiones relevantes.

Las réplicas, limitadas a un total de cinco por candidato durante todo el debate, dejaron muchos baches y le quitaron dinamismo, haciendo que, por momentos, fuera aburrido, dada la previsibilidad de los casetes de cada candidato.

Este no fue un verdadero debate de ideas. Lo que primó fue el conservadurismo. Fueron discursos teledirigidos y, era de esperarse, ciertamente la clase dirigencial argentina no está en condiciones de deslumbrar al electorado.

Por esta razón, cada candidato se concentra en su público, defendiendo el discurso que lo llevó a donde está. Sería esperable que enfocaran sus discursos a la totalidad de la sociedad, no a sus nichos.

Esto se debe a la atomización que el propio discurso de la clase política generó, primero con la antinomia kirchnerista vs. anti-kirchnerista y, ahora, con la irrupción de Milei, pero es esencialmente lo mismo.

En el primer eje del debate se discutió lo que sin dudas es una de las mayores preocupaciones de los argentinos, la economía; tal y como era de esperarse, la confrontación más encarnizada fue entre el candidato oficialista Sergio Massa y el candidato libertario Javier Milei.

Es realmente curioso lo que pasó en este bloque. A pesar de que los candidatos a priori más competitivos agotaron sus derechos a réplica, la discusión dejó gusto a poco.

Lógicamente, quien se encontraba en una posición de mayor vulnerabilidad era Sergio Massa ya que fue, con justa razón, fue objeto de las críticas más furibundas.

La gestión del actual Gobierno en materia económica es sencillamente indefendible: una inflación desbocada, un dólar por las nubes hace que las posibilidades de triunfo de la fórmula Massa-Rossi sean ínfimas, por no decir nulas.

Por otro lado, el candidato de la libertad avanza mantuvo su idea insignia, la polémica “dolarización”. Pequeña reflexión acerca de este tema: las críticas que se hacen a esta propuesta Milei las pudo rebatir y, también hay que decirlo, los argumentos que esgrime Milei encuentran su fulcro en el debilitamiento constante del peso. Sin embargo, hay un punto que nadie crítica y sería interesante oír al economista rebatirlo y es el siguiente:

El discurso de Milei es excesivamente optimista en ciertos aspectos. Él dice que el valor de los bonos argentinos va a revaluarse en dólares y así se va a capitalizar el país, lo cual, utilizando su propia lógica, no puede ser predicho y, mucho menos, desde el Estado. Esto hace acordar a la “lluvia de inversiones” prometida por Macri en 2016. Está basando un plan económico nacional en algo que es casi una expresión desiderativa. La pregunta para Milei es simple: ¿y si no ocurre lo que dice que va a ocurrir, qué pasa? Y suponiendo que su plan funcione, ¿cómo va a ser la transición?

 

La polarización entre Massa y Milei dejó desdibujados a los demás candidatos. La candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bulrich, parece no poder recuperar la estelaridad que otrora tuvo su partido, cuando era la principal fuerza opositora al kirchnerismo.

Ese lugar es hoy por hoy ocupado por el espacio conducido por Javier Milei, lo cual tiene su lógica, ya que carga sobre sus hombros el fracaso del Gobierno de Mauricio Macri.

Y en un lugar casi testimonial quedaron las figuras de Mirian Bregman y Juan Schiaretti. Su rol se redujo a hacer de animadores del debate, ya que, más allá de alguna que otra crítica acertada, no estuvieron ni cerca de romper la polarización entre Massa y Milei.

 

El debate estuvo bajo la sombra del escándalo del ahora renunciado jefe de gabinete bonaerense Martín Isaurralde, quien fuera encontrado en un yate de lujo gastando dinero que no puede justificar.

Un detalle de color, la embarcación en la que Isaurralde navegaba por Marbella se llama “Bandido”. La realidad argentina suele tomarse sus licencias graciosas, basta recordar que quien denunció a José López la noche de los bolsos en el convento se llamaba Jesús. “Patapúfete”.

En conclusión, el debate dejó muy poco desde lo propositivo, es poco probable que tenga una gran incidencia en el voto del próximo 27 de octubre, en el cual se escuchará la voz del pueblo argentino.