El sábado por la maña, como es costumbre, llevé diarios a la Lagunas de Lobos. Una mañana agradable con un clima esplendido. Algunos turistas con las rutinas de aquellos que vienen a descansar,  caminaban por la avenida costanera, otros intentaban pescar, algunos muy pocos, con finas redes, intentaban hacerse de mojarritas, seguramente para usarlas como carnadas.

Otros buscaban precios para alquilar botes, y algunos  simplemente descansaban en el césped.

Se pude ver como el agua, de a poquito comienza a ganar alguna parte dela costanera.

Algunos pocos puestos de artesanos cerca de los juegos infantiles.

Este cronista se acercó al primer puesto y se llevó la sorpresa. Allí estaba uno de los artesanos más reconocidos de Lobos, por su elaboración de mates de primerísima calidad, incluso algunos con insertos de plata y alpaca. Más allá de conocer su trabajo, me sorprendió su estadía en la Laguna, ya que fue uno de los primeros que comenzó a trabajar por el regreso a su lugar de origen, la Plaza 1810.

Estuvo invitado a  la Hora Barsotti para, juntos con dos colegas y tres más que lo acompañaron afuera del aire, buscaban explicaciones po su remoción de la plaza del pueblo, enviándolos a un lugar que, el tiempo les dio a razón, no funcionarían.

Le pregunte Cómo era que no estaba en un evento tan importante como el festival del asado y, más aún con un producto como sus mates, reconocidos en buena parte de la provincia. Se podía observar una nota a dos páginas de un semanario local, hablando sobre sus aptitudes que. orgullosamente engalanaba su stand.

«Es que no me dieron el carnet todavía», me confirmó. «fui uno de los primeros que realicé los trámites, pero cuando a uno le buscan la quinta pata al gato, suceden estas cosas.»

Entonces me acordé de otra artesana que hace dos semanas, el funcionario Marro, había amenazado con confiscarle la mercadería. El motivo era el famoso carnet. Parece que existe una disposición que una comisión fiscalizadora debe concurrir al domicilio de la persona que solicita su habilitación, para tomarle un examen de artesanía, ja.

«En Lobos, somos pocos y nos conocemos todos», dicen por allí. Tal vez alguno de los Concejales, si le sobran tiempos de sus arduas tareas como legisladores y políticos, tal vez se deberían tomar tiempo y reglamentar más fácilmente esta problemática.

Habida cuenta que mientras se realiza esta nota, en el parque municipal se encuentra atestado de revendedores de puestos propios y foráneos.

En fin, cuando «algunos intentan dictar clases de emprendedores, a los que emprenden, los llenan de trabas.

¡CUANTA FALTA NOS HACE ELEGIR A NUESTROS REPRESENTANTES MÁS CONVENIENTEMENTE!

En el medio de tanto olvido, LAS OBRAS PAGAS DEL ACCESO A LA LAGUNA, sin terminar todavía, con fisuras en el hormigón a poco más de un año de ejecutarse, Las alcantarillas, bien allí están inconclusas todavía.