El gobierno de Milei, reduce partidas en enero que, en términos  interanuales equivales casi al 43%.para el sector pasivos no solo en sueldos, sino también en recursos para el PAMI.

Es indudable que todas las decisiones que se toman desde el gobierno central, están dirigidas netamente a maltratar al sector más desprotegido de nuestra sociedad.

Este medio hizo un recorrido por farmacias de la ciudad donde los farmacéuticos coincidieron el peregrinar de los jubilados que no pueden comprar la totalidad de los remedios que tienen recetados.

Por ello ECP, realizó cinco entrevistas a personas mayores que salían de las farmacias, quienes el 100 % manifestaron que debieron dejar al menos el 40 % de los medicamentos que se les había indicado.

Sien excepción destacaron «el aumento en todos los remedios es impresionante, lo que valía 5ooo ahora cuesta 15000 y hasta veinte mil, tuve que dejar tres cremas que me indicaron para la escoliosis. El farmacéutico me los daba y debía pagárselo después, pero con qué, le dije «,comentó Julia

«Voy a dar una vuelta y veré que hago», dijo Pedro, mientras desenvolvía  un caramelo un caramelo. «me lo dieron por un vuelto de cincuenta pesos, ¿puede usted creer que un caramelo valga cincuenta pesos?», agregó. «Éste sinvergüenza nos está condenando a una muerte que ni siquiera será digna», remató.

En la esquina de Ayacucho y 9 de julio, dos señoras mayores, le dijeron a este medio: «Yo he decidido no comprar los remedios, es una vergüenza los que nos está pasando, hace dos meses perdí a mi esposo,  el PAMI, ya prácticamente no existe, los remedios son «incomparables, la verdura, la carne y el pan, cosas básicas, empiezan a ser prohibitivas, es una muerte lenta, y estos caraduras siguen en la suya».

Este cronista, decidió tomar un café, en la mesa contigua cuatro señores, adultos mayores, charlaban de política, parecían habitantes de un mundo irreal, las finanzas, el dólar, los planes, los dos meses de gobierno, nada parecía abstraerlos de sus convicciones de : «esto tenía que cambiar». Cuando pagué el café, sentí vergüenza de haberme gastado mil quinientos pesos en un café, cuando hay ancianos que no les alcanza para sus remedios.