Miriam Ritenuti presente en el museo Histórico y de Ciencias Naturales, su última colección de trabajos.

Lo primero que piensa el visitante al ver la colección de  bastidores con su obra es que participa de una amalgama de colores perfectamente combinados con los efectos de la figura que admira.

Y, si pensamos aún más en lo que la artista pensó en concretarlos, es acompañar al descenso a un mundo o inmensamente aumentado o si en verdad fuéramos nosotros los achicados.

Los escarabajos de todos los colores y combinaciones, las avispas, las abejas, la langosta y la increíble captación de la hormiga, demuestran que antes de plasmar las figuras en el bastidor y dotarlas de los colores, Miriam se dedicó a observar hasta el más mínimo detalles  de aquello  que estaba ante sus ojos.

Una mención aparte para las mariposas y Vaquitas de San Antonio, quien no vuelve atrás en su vivir recordando aquellos tiempos en que la ausencia de los químicos nos permitía apreciar sin límite las luciérnagas, las mariposas y la tan trémula Vaquita.

Una concepción más fuerte aún fueron los lienzos que este cronista pudo apreciar, la sutileza de los colores, el raciocinio de los trazos, no hacen más que asegurar que la artista disfrutó plenamente al plasmarlo en su obra terminada.

No entrevistamos a la artista, preferimos obnubilarnos con su obra y dejar las palabras para un después cercano

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