DEBEMOS ENTENDER QUE LOS GRUPOS MONOPÓLICOS NOS HACEN VER LAS COSAS COMO LES CONVIENE.
Y, en esto, mucho tienen que ver los medios que difunden publicidades encubiertas en noticias que, por supuesto, se cobran muy bien.
Ya es conocido que la noticia es negocio, si instala la puja entre la verdad y la mentira. Acomodaticia, la verdad deja abierta la posibilidad de que el ofendido replique y, entonces, en muchos casos deba pagar para hacerlo.
Encubiertos en la laboriosidad de sus trabajadores, muchas veces los medios monopólicos hacen uso de su pluma para difundir relatos que luego el dueño o editor direcciona para su conveniencia. Conocido es que los tentáculos del poder mediático llegan hasta los lugares más recónditos del sistema social, aquí y en cualquier otro país.
Hay casos como el de Watergate que, al salir a la luz, le costó el cargo al presidente de la nación más poderosa de la tierra por aquellos tiempos. Otro, como el de Julian Assange, tienen recluido a quien difundió la verdad dejando expuesto al sistema.
UNA NOTICIA QUE DEBERÍA SONROJARNOS
Y digo noticia por cómo se la presenta, pero todos debemos entender, como ya muchos se han dado cuenta, que se trata de una publicidad encubierta.
En la fecha, en medios nacionales y regionales, se instala una publicación de una empresa de la industria láctea, en la cual se intenta disfrazar un aporte, que debemos reconocer es valedero si las condiciones económicas fueran normales pero que, en realidad, es una burla dentro del contexto general que los ciudadanos de este país, estamos viviendo.
La empresa en cuestión es la que acapara casi el 53 % del mercado lácteo del territorio nacional y suele procesar más de 1.400 millones de litros de leche al año, que le entregan más de 600 productores de diversas provincias. Los aumentos que han sufrido sus productos marchan a la cabeza de los más elevados dentro del rubro, no solo de su marca líder, sino de las marcas asociadas que va acumulando en el desarrollo de su actividad. Su facturación es de varios cientos de millones de pesos y sus ganancias netas en general superan holgadamente los mil millones.
El lector pensará el porqué de esta nota, muy simple, ustedes verán.
Hablar de un desayuno saludable para fortalecer la nutrición de un niño en edad escolar, parece una burla.
Un litro de leche, $1.500 pesos.
El más simple de los yogurt ronda la suma de 870 a los 1.110 pesos y más.
Un paquete de masitas saludables, $800.
Una sola manzana, en promedio $130.
Una barra de cereal de cualquier tipo, $ 900.
Y, así, podríamos seguir intentando armar una mochila de almuerzo saludable. NUNCA SERÍA MENOR A LA SUMA DE $2.000.
Cinco días a la semana, 20 al mes, rondaría solamente para el almuerzo la suma de $40.000.
En este país, donde la pobreza llegó al 57%, donde las familias de clase media ven reducidos sus ingresos, NO LES RESULTA REPULSIVA UNA PROPAGANDA DE ESTE TIPO.
En este inicio conflictivo de clases, mas del 74% del alumnado hará uso del comedor escolar, donde las nutricionistas hacen esfuerzos para armar una dieta acorde con lo que reciben del Estado, que son harinas y más harinas, donde no se logra armar ni un solo día al mes una ingesta de pescado. ¿No es trágico estar hablando de una dieta saludable sin que la empresa que lo propicie HAGA ENTREGA DE PARTE DE SUS PRODUCTOS A PRECIOS ESPECIALES?
Nos estamos acostumbrando a ver que las cosas pasan y a creer en muchas utopías, cuando la realidad es que deberíamos luchar para que nuestros hijos reciban parte de las ganancias que este, NUESTRO SUELO, PRODUCE, que lo producido alimente primero al mercado interno y que se dejen de enviar al exterior las riquezas que aquí tanta falta nos hacen.