La problemática del consumo desde la perspectiva de Jesica Cabreras, colaboración especial para EL CUARTO PODER.
Cuando el consumo de drogas de fácil acceso golpea a los más jóvenes
La problemática del consumo de drogas en Lobos no puede pensarse únicamente desde la seguridad o lo policial. Me preocupa que el acceso cada vez más sencillo a sustancias ilegales impacte de lleno en la vida de niñas, niños y adolescentes, muchas veces en silencio y sin que se enciendan las alarmas sociales necesarias.
Lo vemos en calles, escuelas, barrios y hasta en espacios de encuentro comunitario, donde el consumo aparece cada vez más naturalizado. Jóvenes que buscan en estas sustancias una salida pasajera frente a la falta de oportunidades, al vacío de políticas públicas y a la ausencia de espacios de contención.
Docentes, referentes barriales y familias lo advierten con claridad:
Detrás de cada chico o chica que empieza a consumir, hay un entramado de desigualdad, de dolor y de falta de respuestas. Lo que más me interpela es que este consumo de fácil acceso no distingue clases sociales: En ciertos barrios se paga con salud y proyectos de vida truncos; En sectores más pudientes se disfraza de “travesura de la edad”, mientras los problemas se esconden en centros de rehabilitación lejos de la ciudad.
El gran riesgo, a mi entender, es la naturalización que le damos y que como sociedad sigamos mirando para otro lado mientras las infancias y adolescencias quedan atravesadas por un problema que compromete su desarrollo, su futuro y su derecho a crecer libres y protegidos.
Creo que ya no alcanzan los discursos. Se necesita prevención, acompañamiento y políticas que pongan en el centro a las niñas, niños y adolescentes, antes de que el consumo se convierta en una cadena difícil de romper.
Porque cuando la niñez y la adolescencia son las más afectadas, no estamos frente a un problema individual: Estamos frente a una urgencia colectiva que nos exige mirarnos de frente y asumir responsabilidades.