Con una gestión carente de obras públicas, promesas inconclusas de años anteriores, un  estado pleno de inseguridad que ya no puede ocultar, fallos judiciales sin cumplir y un incremento de cargos públicos sin razón aparente, el intendente de Lobos inauguró el período de sesiones en el Concejo Deliberante.

Con una serie de inconsistencias sobre la realidad nacional, su clásica retórica contraria al peronismo, su discurso seguramente no influirá un ápice en la opinión del ciudadano que sufre las falencias de su gestión en la ciudad.

Con fondos disponibles para terminar viviendas que siguen inconclusas desde el inicio de su gestión, y que aún ni siquiera pueden pasar un proceso licitatorio, con un comando delictivo que azota las zonas rurales, con una planta de contratados políticos en aumento y un presupuesto que solo contempla incrementos en funciones jerárquicas, dejando a la ciudad en un constante eco de reclamos por suciedad en las arterias públicas, cientos de luminarias sin funcionar, con empresas proveedoras del Municipio con aumentos sin control, que hacen que las partidas que se reciben desde Provincia, queden desfasadas  al momento de acreditarse, el Intendente Jorge Etcheverry se dirigió al Cuerpo Deliberativo.

Con un discurso vacío a los intereses de los lobenses, solo se refirió a «supuestos proyectos» que se enviarían al Concejo, proyectos que seguramente serán convertidos en ordenanzas debido a que, haciendo uso de la mayoría plena que tiene en el cuerpo, probablemente será un trámite, como nos tiene acostumbrado el Municipio. Claro está que, previamente, pasará por los escribas afines para que se instale la discusión en sus medios y, entre chicanas, dimes y diretes, el bolsillo de un editor inescrupuloso se engorde.

Lo triste es que, mientras tanto, el vecino debe recurrir a sus magros bolsillos para buscar muy en el fondo el dinero que mantiene, como diría un reconocido lobense, «esta caterva de inútiles».

En definitiva, MÁS DE LO MISMO.