EL MERENDERO SONRISAS DEL MAÑANA, REALIZÓ UNA JORNADA FESTIVA PARA LOS CHICOS
Desde temprano Sebastián Ardiles y sus colaboradores recibieron a los chicos y parte de las familias.
En una coqueta quinta de calle Pilar al 500, los chicos del merendero estaban invitados a compartir una jornada a plena diversión.
Una pelota llegó rodando a los pies de este cronista ni bien ingresó al predio. Un pequeñín, insistía por su devolución. Un poco más allá otro me mostraba un postre que tenía en sus manos. Al llegar al sector de la pileta, algunas niñas se zambullían en ella ante la atenta mirada de Ardiles, que insistí con que los más pequeños no se alejaran del borde de la misma.
Por supuesto, que no faltaban los que seguían prendidos en un eterno picadito buscando el gol que parecía mezquino.
Luego de los saludos con Sebastián, nos acercamos a a saludar a su madre que estaba bajo la enredadera, a la sombra del sol que de a ratos se escondía. Desde uno de los ámbitos de la propiedad entraban y salían colaboradoras/es que entregaban comestibles, bebidas, golosinas, todo con significativas muestra de cariño. La mayoría de las veces se apreciaba que eran los mismos chicos que accedían a una conservadora, desde donde se servían a gusto lo que deseaban.
Charlamos con la madre de Ardiles quien nos contaba de los avatares de todo el grupo, de las horas de dedicación y esfuerzos que conlleva de todo el grupo.
En el predio, se pudo observar grupos esparcidos de madres y niños jugando y compartiendo esos momentos de juegos.
Sin embargo, ya en la charla con el responsable de todo esto, nos pusimos serios y hablamos de lo que sucede casi todos los días, de las necesidades que a veces cuesta suplir, de las ausencias, de los miedos, del entorno y de la contra del mismo estado que, la mayoría de las veces está ausente o simplifica en desmedro de los que los niños necesitan.
De lo que se ha hecho hasta ahora, de lo que falta, de los sueños y, muchas veces las penurias para suplir esa falta de cariño que, pareciera una marca en el orillo de esta niñez que sufre la mezquindad de la clase política dominante.
Por suerte están los que cumplen, esa raza humana que cuando menos esperas, te sorprende. Esas personas que un día llegan a la puerta del merendero y que, sin mediar explicación te entregan un respiro al alma, que nos hincha el alma y nos anima a salir.
Ardiles habla con esa misma pasión que ves de la señorita que sale con una jarra llena de jugo y en la otra mano alfajores, más allá un caballero lidia ayudando a quienes están colocando unos parlantes enormes. Es que se viene la música, el payaso y una figura que hará las delicias de los chicos. «Es un rapero, de aquí cerquita, que sabe lo que es esto, lo vive, lo sufre», nos cuenta Sebastián
Casi al salir miro una joven embarazada, con un niño en su vientre, que tal vez se anticipe al nuevo año, Cuando escucho de su situación, me quedo enojado con una terrible frustración. Será posible que este Estado no vea las realidades de los que siempre sufren, ¿por qué tanta desigualdad?, por qué esa impericia de quienes tienen un rol en el estado municipal y esa simpleza de resolver por partes inconclusas?
Me voy pensando que, al menos un día de felicidad, de goce, de pensar que así debería ser todos los días. Piensos en los brindis de los funcionarios, sus gastos, sus fiestas, sus camionetas, sus lujos, sus mentiras, y los comparo con esa alegría inmensa del grito de gol.
La pelota le llegó como globito, la dejó dormir en el pecho y cuando descendía , la dejó picar el sobre pique y el empeine que la clavó por entre las manos del arquerito.
Seguro que esta noche soñara con ese gol, seguro que dormirá feliz, seguro que Sebastián Ardiles y todo su grupo, lograron, al menos hoy, LO QUE BUSCAN CADA DÍA EN SUS VIDAS, que todos tengan SONRISAS DEL MAÑANA.