La deuda pendiente con nuestras infancias y adolescencias
En campaña la conocimos, NO por su quinto lugar en la lista de la UCR, sino por sus logros en la selección por un lugar en defensa de los más necesitados, los niños/as, y adolescentes.
A partir de la fecha, estará colaborando con EL CUARTO PODER.
La deuda pendiente con nuestras infancias y adolescencias.
En la Argentina más de la mitad de los niños y niñas crecen en la pobreza.
No podemos hablar de futuro si seguimos relegando a quienes deberían estar en el centro de la agenda nacional.
Una sociedad se mide por cómo trata a sus niños y adolescentes.
Y hoy, en Argentina, seguimos fallando en lo esencial. Chicos que dejan la escuela porque deben salir a trabajar, adolescentes que enfrentan violencias que los adultos preferimos no mirar, familias que hacen malabares para sostener la crianza en soledad.
Estas realidades están en nuestras calles, en nuestras escuelas, en nuestros barrios, e incluso en ciudades como Lobos.
La pobreza infantil supera la mitad de los niños y niñas del país. Eso significa que más de la mitad de nuestras infancias crecen con necesidades básicas insatisfechas: sin una alimentación adecuada, sin acceso garantizado a la salud, sin las mismas oportunidades de aprender.
Es imposible hablar de desarrollo, de futuro o de “proyectos de país” si aceptamos como natural que la niñez viva en la carencia.
Si de verdad queremos pensar una Argentina distinta, la agenda debe empezar por acá. Hace falta una política integral, sostenida y sensible, que ponga en el centro la vida cotidiana de quienes más dependen de nosotros.
Eso significa educación pública que no solo incluya, sino que abrace, salud accesible en cada rincón, sin distancias que se transformen en barreras, redes comunitarias de cuidado que lleguen a cada familia para que la crianza no sea un privilegio sino un derecho compartido…
También necesitamos escuchar la voz de los propios chicos y adolescentes.
No se trata solo de protegerlos, sino de reconocerlos como sujetos de derecho, con opinión y proyectos. Darles participación real en las decisiones que los afectan es un paso fundamental para construir ciudadanía desde temprano.
Porque cuando un niño abandona sus sueños, lo que fracasa no es solo una historia individual: Es el futuro del país entero.
Cuidar la infancia y la adolescencia no es un gesto solidario, es una responsabilidad política, social y ética.
La pregunta es urgente: ¿Vamos a seguir mirando hacia otro lado, como si la niñez pudiera esperar, o vamos a poner a las infancias y juventudes en el corazón de la Argentina que decimos querer construir?
La respuesta marcará no solo el destino de una generación, sino el de todo un pais…